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Huebro, situado en las estribaciones de Sierra Alhamilla, es hoy una pedanía perteneciente al municipio de Níjar. El valle en el que se encuentra ubicado, el verde que aún conservan sus huertas, y el manantial de aguas cristalinas que nace al pie del risco, convierten a este lugar en un pequeño paraíso de paz y tranquilidad, arropado por una inhóspita sierra plagada de una flora y fauna que le ha hecho merecedora del nombramiento de Paraje Natural.
Hoy la actividad de Huebro se ha visto reducida a unas cuantas familias que siguen cultivando una pequeña porción de huerta, un pequeño y acogedor Restaurante-Bar que prepara platos sencillos de toda la vida, y una bulliciosa afluencia de turistas de temporada, en su mayoría hijos de emigrantes de los años 60 y 70, que regresan a su lugar de origen, atraídos como un imán, para reforzar los lazos de sus raíces ancestrales.
La fuente, denominada el manantial de La Zanja, suele tener un caudal de agua que oscila entre los 20 y los 35 litros por segundo, dependiendo de la precipitaciones que se produzcan durante las épocas de lluvias en las sierras adyacentes, aunque los vecinos creen en la teoría de que las aguas proceden de los deshielos de Sierra Nevada. Las aguas son recogidas en una gran balsa común y desde ella riegan los huertos de toda la Ribera de Huebro y parte de la de Níjar. En su recorrido por el desnivel existente, llegó a proveer de fuerza motriz a 28 molinos de rodezno que existieron entre las dos poblaciones.
Huebro, profesa una gran devoción por la Virgen del Rosario, su patrona, cuya imagen fue encontrada en los montes de los alrededores y traída a la Iglesia por un pastor del pueblo de Dalias llamado Sebastián de Parra, en el año 1690. Esta imagen fue quemada durante la guerra civil del 36, siendo sustituida por la actual talla.
Las Fiestas en Honor a la Virgen del Rosario, se celebran el primer fin de semana de Octubre y son una tradición muy arraigada en el municipio de Níjar. Los asistentes suben en familia a pasar el día celebrando una comida campestre dispersos bajo los muchos nogales, higueras, olivos y almendros que pueblan la huerta. Por la tarde, y después de la misa, la procesión recorre las calles del lugar, en los últimos años, es costumbre que la Virgen sea paseada por mujeres. A continuación se solía celebrar una representación de Moros y Cristianos aunque desde hace varios años, dicha celebración está ausente de la fiesta.
Huebro tuvo épocas florecientes a lo largo de la historia contando con una importante industria minera, agrícola, y de tejidos de lino y lana, colegio y Ayuntamiento propio, como se puede comprobar en el Diccionario Geográfico de Pascual Madoz (1845-1950), en la descripción del entonces “Municipio de Huebro”.
Según nos cuenta Agustín Montoya , en el cortijo de Inox , siendo propietario un tal “Pedrin”, se cultivaban varios bancales de arroz en los que trabajaba una familia numerosa apodada los “chinescos”. A dichos bancales se había conducido el agua de las varias fuentes que tenia el cortijo con el fin de mantenerlos encharcados constantemente. Esto nos puede dar una idea de lo prospero que pudo llegar a ser el lugar en otro tiempo, dada la cantidad de agua que circulaba por sus acequias. |
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J. Calatrava |
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Hotel Rural |
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En la Ribera de Huebro, las piedras se mueven solas, triturando la cosecha entre el cantar de las mozas.
Molinero, molinero, que has cobrao la maquila, vacía bien el cajoncillo que quiero toda mi harina.
En la Ribera de Huebro las piedras se mueven solas, y van transformando el trigo en blancos velos de novia. |
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La imagen de la Virgen del Rosario, fue traída hasta Huebro por un pastor natural de Dalias, llamado Sebastián de Parra, en el año 1690. |
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Allí pelearon los enemigos como hombres determinados a perder las vidas por la libertad de sus mujeres y hijos, que tenían por compañeras en la presencia del peligro; |
